Fue en el Salón del Automóvil de Beijing donde Rolls Royce exhibió el Phantom Bespoke Pinnacle Travel, una unidad que sirvió como escaparate de lo que la división de personalización de la marca mejor sabe hacer: convertir cada automóvil que produce en una obra de arte lujosa y personalizada. Hay gusto y mucho yuan (la moneda china…).
Sin sorpresas, y tras gastar el equivalente a 90.000 millones de euros en transporte en 2013, el mercado chino sigue siendo el principal objetivo de las marcas de coches más lujosas del planeta. Y por ello, una de las marcas que define el concepto de lujo sobre ruedas, Rolls Royce, aprovechó el evento chino para presentar una unidad del Phantom debidamente personalizada, con la maestría típica de la marca.
El modelo mostrado fue dotado de una pintura bicolor, Wood Red y Silver Sand, con la integración de motivos abstractos que separan los dos tonos, que, según Rolls Royce, pretenden asemejarse a un viaje de alta velocidad. En el interior, la exuberancia continúa con colores ricos y “sillones” envolventes, detallados con motivos grises, que aseguran el viaje más cómodo que el dinero puede comprar. Si los sillones no son lo suficientemente cómodos, Rolls Royce todavía ofrece un par de almohadas, exclusivas por supuesto.
Rolls Royce destaca una de sus habilidades más valiosas: la capacidad de trabajar madera. En Phantom Bespoke Pinnacle Travel, este dominio se muestra con piezas en su interior que, a pesar de estar cortadas con láser para garantizar una mayor precisión, se ensamblan a mano. Otra forma de trabajar la madera es la marquetería, un proceso que implica la incrustación de varias capas de madera para formar un patrón. No es de extrañar que Rolls Royce muestre un trabajo sobresaliente, con 230 piezas trabajadas de esta manera, que recuerda a un tren que cruza llanuras mientras la estela de vapor permanece en el aire.
Por tanto, Rolls Royce parece esforzarse cada vez más por complacer a los clientes chinos más ricos, a pesar de hacerlo con un modelo ya relativamente anticuado ...
