Hay marcas que son difíciles de olvidar y Saab es una de ellas.
Saab, conocido y reconocido por su forma diferente de ver los automóviles, ha reunido una legión leal de fanáticos durante varias décadas. A pesar de no haber sido nunca una gran empresa constructora del tamaño de Volkswagen, Toyota o GM - el grupo que dictó y condujo a este triste final… - Saab siempre logró innovar y dejó una huella imborrable en la industria automotriz. Particularmente en cuanto a soluciones de seguridad, como los reposacabezas activos, o en cuanto a prestaciones, con la democratización de los motores turbo en su gama, fruto de una dilatada experiencia en el sector de la aviación donde la aplicación de los turbos se remonta a la Segunda Guerra Mundial.
Razones que fueron más que suficientes para que supuestamente BMW se interesara en adquirir la marca sueca. Además del cariño que los consumidores tienen por la marca, en nuestra opinión, existen otras razones que pueden haber llevado a BMW a plantearse la compra de Saab. Uno de ellos es el hecho de que las dos marcas tienen una historia común: ambas comenzaron como, en su génesis, constructores de aviones. Tanto es así que el símbolo de BMW es una clara referencia a la aviación: una hélice. Por otro lado, son dos marcas premium, que contienen valores diferentes sin ser diferentes. Es decir, lujo, calidad y desempeño son denominadores comunes en ambas marcas, la forma en que los alcanzan es diferente.
En este sentido, Saab podría convertirse, en el futuro, en la plataforma de lanzamiento de los modelos “made by BMW”, pero con un enfoque especial en los clientes más conservadores y no tan interesados en el rendimiento sino en la comodidad. ¡Pero no solo! Saab tiene una vasta propiedad industrial, patentes y conocimientos técnicos que no se pueden olvidar. De una sola vez, BMW apuntaba a un nuevo segmento de mercado (como lo hace con el Mini), diluyendo los costos de producción e incluso aumentando su “know-how” industrial.
¿Y por qué solo han mostrado interés? Por dos razones. Porque al tener que ofrecer un valor de compra, el valor ahora será sin duda menor que en otras ocasiones. Por otro lado, ya se han realizado los costes con despidos y rescisión de contratos, por lo que la marca ya no tiene obligaciones futuras de gravarla. En otras palabras… BMW solo comprará lo que realmente le importa: el nombre y el “saber hacer”. Por qué el resto, el resto BMW tiene que dar y vender ...
Texto: Guilherme Ferreira da Costa
Fuente: Saabunited