Empresa que, desde 1982, se ha dedicado a la restauración de Volkswagen Beetles clásicos, Memminger muestra ahora su trabajo más reciente, que la propia empresa, nacida en los años 70, como fabricante de acero para la construcción, describe cómo “Lo que podría ser el escarabajo moderno”.
Sin embargo, lo cierto es que las similitudes de este Beetle, con el modelo original, van poco más allá del aspecto externo. Ya que todo lo demás, empezando por cuestiones técnicas, ha sido reformulado.
Se alargó el chasis, ahora el motor aparece en posición central trasera, beneficiándose de la anulación de los asientos traseros; mientras que, todavía en la parte trasera, ahora había dos tacos de seguridad antivuelco, además de tomas de aire para enfriar el motor, colocadas en un alerón trasero claramente visible, que ayudaba a pegar la parte trasera al suelo.
Incluso porque el bloque en sí ya no es el original, sino mucho más robusto. Bóxer de 2,7 litros y cuatro cilindros, con 212 CV y 247 Nm de par - y sí, todavía refrigerado por aire.
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carreras de interior
En el interior, una cabina despojada de todo lo superfluo, incluidas las manijas de las puertas, con Memminger optando por mostrar las superficies metálicas del modelo, en una clara alusión a los autos de carrera. La sensación también se transmite por los asientos estilo bacquet, en tela a cuadros, que transmiten un poco de color al habitáculo.
Aunque no se sabe cuál es el precio de este Roadster 2.7, se conoce la intención del preparador de no construir más de 20 unidades del modelo, incluso para mantener cierta exclusividad. Lo que, por otro lado, también se suma al valor de esta impresionante restauración ...
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Memminger Roadster 2.7