A un lado de la pista tenemos el Dodge Challenger Hellcat que representa al buen viejo «muscle car». Enorme V8 sobrealimentado y 717 CV enviados solo a las ruedas traseras. Por otro, el Model S P100D, el híper sedán del futuro, dos motores eléctricos, uno por eje, totalizan 612 CV distribuidos en las cuatro ruedas.
¡Quién hubiera esperado ver disputada una carrera, cometer un error! El Hellcat ni siquiera deja su lugar, con el eje de transmisión cediendo en el arranque y el Model S P100D dirigiéndose muy rápidamente hacia el horizonte.
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A pesar de la mayor complejidad tecnológica del Tesla, en los coches eléctricos, llevar la potencia del motor a las ruedas es un trabajo que requiere menos componentes que los que se encuentran en el monstruo mecánico que es Hellcat. Además, en el caso de Hellcat todo ese esfuerzo se concentra en el eje trasero. ¿Demasiado poder?
Dodge se está preparando para lanzar el Challenger Demon, la versión aún más demoníaca de Hellcat, y totalmente centrado en las carreras de 400 m. Esperamos futuros duelos.