Si pudiéramos retroceder en el tiempo y elegir un momento de los innumerables momentos de los 120 años de historia del Salón de París, esta definitivamente sería nuestra elección.
Al igual que con Regreso al futuro, volveríamos a 1955 para ver, en vivo y en color, cómo revelamos el entonces nuevo Citron DS en Paris. ¿Por qué DS?
Porque probablemente fue la "roca en el estanque" proverbial y más grande de todos los tiempos. No era un prototipo, sino un automóvil de producción. Sus insólitas líneas chocaban incómodamente con el resto del panorama automovilístico. Era extraño, futurista, único ... Ningún automóvil parecía haber hecho avanzar a la industria automotriz en una nueva dirección (en comparación con su época) en tantos niveles simultáneamente (diseño, materiales, tecnología) como el Citroën DS.
El impacto del Citroën DS fue enorme: en una exposición de 15 minutos en el Salón de París, 743 personas pidieron una; al final de los 10 días del Salón, ese número ya alcanzaba los 80 mil. Un número fantástico en una era en la que Internet era ciencia ficción; y que solo sería superado, 60 años después, por el Tesla Model 3.
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