1935 no fue un año fácil para Citroën, pero resultó ser uno de sus años más significativos. Por un lado, André Citroën, fundador de la marca, falleció en julio de ese año; por otro, los problemas económicos que ya venían desde atrás ponían en riesgo su existencia. Su mayor acreedor, Michelin, acabaría con la marca en problemas.
Tras la adquisición y posterior reestructuración llevada a cabo por Michelin, M. Bossé, que trabajaba en el recién creado Bureau d'Études de Citroën (que destacó por sus estudios de mercado, que llevarían, por ejemplo, al desarrollo del Citroën 2CV ), propuso una nueva identidad para la marca, reflejando su compra por Michelin.
Y el cambio es obvio: en lugar del galón inferior, aparece una “M” de Michelin, alterando significativamente la identidad de la marca. Pierre Michelin, que estaba a cargo de Citroën, rechazó felizmente la idea. Curiosamente, la similitud entre este símbolo y el “VW” de Volkswagen es notable, aunque se invirtió, dos años antes de la creación de la marca alemana.
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